Ciclicidad para fluir, aprender y crecer
La ciclicidad femenina es un proceso natural que nos brinda conocimiento propio y un acceso a nuevas experiencias para aprender, comprendernos y aceptarnos.
La ciclicidad femenina es un proceso natural que nos brinda conocimiento propio y un acceso a nuevas experiencias para aprender, comprendernos y aceptarnos.
Por: Daniela Benítez, psicóloga.
Por desconocimiento de nuestros procesos como mujeres, a veces estigmatizamos aquel ciclo natural que vivimos cada mes, lo tomamos como un enemigo y no como un aliado. Una invitación para todas las mujeres cíclicas: escuchemos, entendámonos, amémonos y brindemos a nuestro ser lo mejor de nosotras mismas, partiendo de nuestros procesos.
Mi primer blog para esta página lo escribí estando en la cresta de la ola, después de una noche llena de emociones que prometía un camino de felicidad, vida y amor. Hoy escribo esta entrada desde la arena, con desilusión, desconcierto y tristeza.
Y aunque me tomó tiempo aprender a abrazar la ciclicidad, ahora entiendo que ambos estados hacen parte de mí y de mi vida, ninguno es mejor que otro, los necesito a los dos para aprender, para entender y para crecer.
Mi primer encuentro con la ciclicidad femenina coincidió con una experiencia sumamente dolorosa para mí, por eso mismo me demoré en entender el valor y el sentido de ciclar.
Venía de vivir una vida tranquila y predecible, todo bajo control, sin ningún cambio. Sin embargo, la vida tenía otros planes, y el ciclo de una de las personas más importantes para mí, terminó. Mi cuerpo aliado con el contexto experimentó su primer ciclo menstrual y me enseñó a soltar toda la tristeza que estaba represando adentro.
Fue un ciclo doloroso, y por eso, mal asocié los ciclos con pérdidas, caos y dolor.
Con el paso de los años y a lo largo de mi proceso terapéutico, fui entendiéndolo distinto, encontrándome ciclando una y otra vez, soltando y abriendo espacio para crecer, para construir, para que salga lo obsoleto y entren experiencias que respondan a lo que necesito, a lo que quiero crear.
Comprendí que esperar una vida lineal y predecible era un capricho desgastante, y que me estaba perdiendo de la belleza de la vida; de la posibilidad de conocerme cada mes siendo y sintiendo distinto.
Gracias a que somos cíclicas tenemos esta enorme capacidad de saborearnos cada matiz de la paleta de colores y sentir cada textura que los acompaña.
Esa es la magia de la ciclicidad: el regalo de ver y vivir las experiencias desde diferentes perspectivas, de reconocernos en el movimiento, de ser las estaciones teniendo tiempos de invierno reflexivo y de verano potente en nuestro cuerpo, y también de poder jugar con todo el espectro que hay en el medio, reconocernos siendo dulces y salvajes, vulnerables y potentes.
Por eso, hoy la invitación es a que por un ratito descanses de este mundo que exige vivir una vida lineal y te permitas conocerte y entenderte en tu ciclicidad; habitarte con consciencia, escuchando tu cuerpo y legitimando lo que te pide. A que aprendas a confiar en tu cuerpo que es creador de increíbles y enormes procesos, y puedas honrar su inteligencia y sus medidas para protegerte y encontrar equilibrio. Abraza tu ciclicidad, porque sin disolución no hay espacio para crear.