Depresión vs. Tristeza.

Nos cuesta tanto poner en palabras el sentir y el malestar , que nuestro modo de protegernos es evadiendo el problema hasta que ya es muy grande y no sabemos cómo contenerlo, manejarlo o peor aún, esconderlo.

Estamos celebrando la casa nueva de Nana, (mujer, 35 años, trabajadora, pareja, hija y hermana), hablamos entre tanto de la importancia de contarnos nuestras angustias, los malestares que nos acompañan, entre risas, Tati dice “yo cuando me siento deprimida, me levanto a hacer aseo” a lo que el resto de las amigas responden con risas y comentarios similares.

Este comentario de Tati me lleva a pensar en que hemos desprestigiado tanto la palabra “depresión” que quienes sí la viven y luchan con ella sienten el peso de su “normalización” y en medio de ese peso que para otras personas resulta ser gracioso y de poca validez, deciden callar y cargar solas con todo lo que esta conlleva.

¿Cómo se ve la tristeza?

Es natural tener malos días, malos ratos. Es natural tener días en los que sentimos que todo nos sale mal y días en los que queremos nada más no hacer mucho, seguro en esos días levantarnos a ordenar y limpiar con música a todo volumen, puede hacernos sentir mejor. 

Igual que la alegría, el miedo o la ira, la tristeza es una emoción que como las otras, responde a un estímulo (interno o externo), dura solamente unos pocos segundos y lo sentimos instantáneamente en el cuerpo, al ser fugaz, incluso al día podemos sentir varias emociones, cuando nos permitimos revisarlas nos traen mensajes y señales que responden a la búsqueda continúa del bienestar.

La tristeza en este caso nos presenta la necesidad de reintegrarnos.

La depresión, sin embargo, se caracteriza por: 

  • Una sensación de profunda tristeza, suficiente para interferir en el desarrollo normal del día a día, nos acompaña casi todos los días todo el día.
  • Nos altera los hábitos y conductas del sueño en donde empezamos a dormir más o, por el contrario, padecer insomnio.
  • Altera también las conductas alimentarias, provocándonos atracones de comida o, por el contrario, teniendo persistentemente una falta absoluta del apetito.

Cuando padecemos depresión las cosas sencillas nos cuestan casi como aquellas que nunca hemos intentado:

  • Pararnos de la cama.
  • Bañarnos.
  • Peinarnos.
  • Entablar conversaciones con otras personas.
  • Arreglar el espacio que habitamos.

Que nos arrebata la Depresión:

    • La motivación de hacer cosas que antes disfrutábamos hacer.
    • La capacidad de concentración y atención se ve significantemente disminuida.
    • La libido y la capacidad de tener iniciativa y emprender alguna acción.

 

Cuáles son los pensamientos frecuentes, si tienes Depresión,

Cuando padecemos depresión, son comunes los pensamientos negativos y generalizados a cualquier situación y las cosas que aparentemente tienen soluciones sencillas, fácilmente se convierten en un caos y problema significativo, los pensamientos suicidas e incluso la planeación de este empiezan a aparecer, y la vida se convierte en un reto constante muy difícil de manejar.

Como decía antes, nos cuesta tanto poner en palabras el sentir y el malestar (lo vivo con mis pacientes), que nuestro modo de protegernos es evadiendo el problema hasta que ya es muy grande y no sabemos cómo contenerlo, manejarlo o peor aún, esconderlo.

Porque debes hablar de tus emociones:

Hablar sirve para alertarnos entre nosotras, para hacer visibles cosas que fácilmente no lo son, para permitirnos hacer más concretas las emociones y así mismo transitarlas, hablar nos acompaña y nos salva, nos libera de pesos que sin querer cargamos, salvas vidas, educa y nos despoja de juicios.

 

Nana sufre de depresión, ese día, ese comentario le permitió a ella soltar a gritos su lucha y su carga.

 

 

Dra. Juanita Montenegro

Psicóloga Psicoterapeuta.

 

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