Si, la palabra es medicinal, cuando pones tu discurso emocional en palabras y te permites comprender cuál es su mensaje cifrado.

LOS ESPACIOS TERAPÉUTICOS: LA PALABRA COMO MEDICINA

Por: ROCIO BARRIOS (Médica Psiquiatra Psicoterapeuta)

¿Sabes que la palabra sana?

Si, la palabra es medicinal, cuando pones tu discurso emocional en palabras y te permites comprender cuál es su mensaje cifrado, se convierte en tu verdad revelada. Te ilumina tus caminos emocionales y te da la posibilidad de transitarlos y de volverlos a recorrer con una mirada que te va a permitir encontrar preguntas para tener tus propias respuestas.

Es por ello que no es cualquier palabra, es Tu Palabra, la que usualmente dejamos de escuchar porque oímos más los ruidos del afuera o los ruidos que asumimos como propios y no nos permiten escuchar nuestra voz emocional.

Te voy a nombrar algunos de los ruidos más frecuentes:

  • El dejarnos llevar por las exigencias externas
  • El temor a que nos comparen
  • El hacer las cosas por miedo a que nos rechacen
  • El exigirnos hasta el agotamiento
  • El de las historias no resueltas
  • El de los miedos del pasado
  • El de la sensación de abandono que tuviste en tu historia y aún te perturba

¿Cómo lo hacemos?

Conectando y Reeditando los significados que nos damos a nosotros mismos y a nuestra historia.

Te explico:

Nuestro mundo emocional es como una cámara fotográfica, de memoria infinita, tiene el lente con el que proyecta una imagen de lo que ve y tiene un mecanismo interno que construye la imagen que quiere proyectar.  

Estas interconectadas, integradas, simbióticamente relacionadas.

Esa es nuestra conciencia.  Nuestra capacidad de darnos cuenta quienes somos y como somos.

Lo que sucede es que usualmente solo nos damos cuenta de lo que se ve en el lente y le restamos atención al mecanismo que en realidad es lo que permite que podamos crear lo que vivimos y como lo vivimos. En los espacios terapéuticos nos adentramos en el mecanismo y podemos reparar, reorganizar, restablecer los circuitos que vamos viendo estan alterados.

¿Qué herramientas usamos en los espacios terapéuticos?

La observación: No es cualquier observación, es ser tu observador, tener la habilidad de contemplar un escenario, una historia de tu vida, un evento, una sensación, una emoción, una vivencia, sin juzgar, sin calificar, sin criticar, sin condenar. Simplemente darte cuenta de lo que pasó y que hiciste tú con eso que pasó.

La reflexión:  La reflexión es uno de los recursos más potentes que podemos establecer, ya que tiene muchas cualidades que permiten que tu mundo interno se mantenga en armonía.

Te voy a nombrar algunas de ellas: sensatez, capacidad de juicio, criterio, consciencia, introspección, apropiación, organización, conocimiento.

La comprensión: Te permite integrar y  así poder actuar desde tu poder de poder. Es la veedora de nuestro cuidado. También tiene varias cualidades bien interesantes que nos permiten navegar en armonía nuestro mundo emocional, tales como la confianza, la bondad, la compasión y la gratitud.

La Conexión:  Es una de las herramientas más poderosas usadas en los Espacios Terapéuticos, conectamos sensaciones, percepciones, interpretaciones, memorias, recuerdos, emociones. Los terapeutas estamos entrenados y equipados para conectar y reconectar. Escuchamos la voz emocional sin juzgar, sin criticar, sin calificar, sin subjetivizar, recolectamos la información emocional sembrada en este lugar de encuentro contigo como lo es la Psicoterapia y Reconectamos.

¿Cuál es el propósito de reconectar?

Somos seres que integramos, así como nuestro cuerpo físico está perfectamente interconectado, de la punta del pelo a la punta del pie, literalmente; el mundo emocional también. Tenemos ramificaciones anchas, delgadas, sinuosas, claras, oscuras, difíciles, fluidas.

La clave está en que seamos capaces de escuchar nuestra narrativa, la historia que vamos decidiendo pensar.  Romper el hechizo de que los pensamientos llegan… no… los pensamientos se construyen y tú tienes la autonomía de crear tu discurso emocional.

Están impregnados de la forma como interpretamos la realidad, la historia que vivimos, la epigenética, nuestro carácter único, lo que nos contaron, lo que nos dejaron de contar, los nudos no resueltos, las improntas, lo que nos dijeron que debíamos ser, los recursos con los que afrontamos la realidad y podemos seguir con una lista infinita; lo interesante es que la palabra siempre nos lleva a nuestro origen a nuestra primera conversación y nos devuelve la calma de asentarnos en nuestra primera morada, la que nos acogió y nos hizo darnos cuenta de nuestra existencia.

En los Espacios Terapéuticos rescatamos la narrativa de tu historia a través de la palabra y reeditamos el discurso emocional.

Al hacerlo, se abre una compuerta inmensa de posibilidades y desde allí hacemos uso de uno de los grandes recursos que tiene la consciencia, la capacidad de darle un significado propio y dinámico a lo que vivimos y a la realidad.

Hay muchas escuelas teóricas a través de las cuales se construyen los espacios terapéuticos, pero todas tienen en común el Recurso de la Palabra como Medicina.

La palabra desenreda, desanuda, reordena, reorganiza, sostiene, contiene, ampara, resignifica y te devuelve tu sentido de propiedad.

Tu historia no te define, lo que te define es lo que tu hiciste con tu historia y la narrativa que le das a través de tu palabra

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