Un propósito. Es una motivación y una motivación da movimiento.
Siempre me ha encantado el poder de las palabras, definirlas, darles el uso adecuado de su significado. Y me ha gustado esto porque las palabras son las intérpretes del mundo emocional.
Las palabras que le ponemos al afuera, a nuestras acciones, a nuestras sensaciones, a nuestras situaciones cotidianas, son el código que el mundo interno interpreta para armar nuestro escenario emocional.
Vamos a poner un ejemplo:
El cielo esta gris vs. La belleza de un cielo gris
Nuestro mundo interno interpreta la frase uno desde la nostalgia y la frase dos desde el asombro
Hagan el ejercicio con varias situaciones al día. Y verán la diferencia en. La forma como se sienten y lo que sienten hacia el afuera.
Porque les converso acerca de esto, porque vamos a definir que es un propósito.
Un propósito. Es una motivación y una motivación da movimiento.
Somos un conjunto de pequeños, sutiles y poderosos movimientos que nos los combustiona los propósitos.
A veces nos equivocamos en tener grandes propósitos inalcanzables que nos frustran.
A veces también tenemos propósitos en los que involucramos las necesidades o intereses de otras personas y eso los pone en riesgo, porque cada persona tiene su propio universo
A veces los deseamos, pero hacemos poco para lograrlo, nos defraudamos fácilmente y dejamos de creer.
A veces desistimos porque estamos siempre atentos al final del camino y no al viaje tan interesante que nos puede dar un propósito
El mundo emocional se alimenta de pequeños propósitos diarios que se cuelan en las palabras. Que llegan por las hendijas de nuestra confianza, que danzan al ritmo de nuestros deseos.
Pequeñas fortalezas diarias que nos hacen sentido. Que nos susurran que por ahí es. Que te dan ánimos, que son tus porristas favoritas.
Te insto entonces a que utilices las palabras con el propósito de abonar tu jardín emocional, de tener una tierra fértil donde crezcan tus raíces, donde te asientes, donde cuando alces la vista veas la belleza de tu cielo gris.
Cada día escribe en tu diario el propósito emocional que vas a trabajar y una tarea que te ayude a cumplirlo, ejemplo:
Lunes: Voy a ponerme más atención: Tarea del día, hoy estaré atenta a mi cuerpo, cuándo tenga un malestar, me brindaré el tiempo para respirar cerrar mis ojos y escanear la sensación, preguntarle que mensaje tiene para darme y atenderlo, al finalizar el día registra en tu diario la experiencia que te ha brindado está práctica.
Pequeños pasos, que producen grandes cambios en tu mundo emocional, te ayudan a descubrirte, cuidarte y hacerte cargo de tu Calma Emocional.
Rocio Barrios