DOLOR Y EMOCIONES
Las emociones son señales que nos da el cuerpo para indicar cuando algo anda bien y cuando algo anda mal.
Las emociones son señales que nos da el cuerpo para indicar cuando algo anda bien y cuando algo anda mal.
Hoy me senté a hablar con mi gastritis y la descubrí siendo la rabia que, por miedo a generar conflicto con quienes amaba, guardaba adentro mío hasta volverse este fuego intenso que me quemaba la boca del estómago.
Conversé con mis espasmos, que me acompañaban desde los 9 años, y me contaron que son consecuencia de la tensión que me genera haber asumido como propia la herencia de ser “tranquila” y mostrarme imperturbable.
Mi bruxismo también tenía algo que decir, y me reclamó por las veces que no me permití comunicar mi inconformismo, y apretando mi mandíbula, me callé palabras que podían ser incómodas para alguien más. También, mi dolor de estómago me habló de pérdida y de una cascada de tristeza que, al ser tanta y estar represada, indigestaba.
El dolor de espalda, no se quedó atrás y gritó con dolor y frustración, que estaba cansado de ser quien cargaba procesos de otras personas y quien sufría las consecuencias de que yo siempre y, ante todo, decidiera ser amable, sin respetar mis límites, sin considerarlos siquiera.
Un día, después de años de ignorar, distraer o normalizar el dolor, lo entendí siendo parte, siendo guía e incluso amigo. Entendí que las emociones cuando no las expreso con voz, las grita el cuerpo y que incluso cuando con fuerza las retengo, las comunica con dolor.
Comprendí que somos coherencia entre cuerpo, mente, alma y emoción, y que cuando alguno no tiene suficiente espacio, se cuela por los huequitos pidiendo presencia.
Ese grito que queríamos poner afuera y en vez de eso pusimos dentro; ese límite que, para no pelear, cedimos, quitándonos terreno personal; El compromiso con nosotros mismos que dejamos de atender, para cumplirle a otros y no “quedar mal”; Y esas lágrimas o expresiones de cariño que silenciamos para no incomodar: NO SE VAN, se quedan adentro y se crecen hasta traducirse en dolor físico.
Las emociones son señales que nos da el cuerpo para indicar cuando algo anda bien y cuando algo anda mal. Nos dejan saber cuándo necesitamos más espacio, cuándo debemos movernos o hacer cambios. Y si ignoramos estas señales, el cuerpo con su sabiduría y en busca de bienestar, usa una herramienta que hable más fuerte y que si escuchemos: el dolor.
Por eso, la invitación hoy no es gritar a los demás o sin filtros disparar esa frustración e inconformismo hacia cualquiera que nos encontremos. Todo lo contrario, es a ser igual de empáticos y considerados con nosotros mismos, a como lo somos con los demás.
A permitirnos expresar nuestras emociones, buscando formas que sean tan respetuosas con otros como con nosotros mismos.
Hoy, de San Valentín, regálate está posibilidad de sentir lo que necesitas sentir, de liberar tu cuerpo permitiéndole a tus emociones entrar, darte el mensaje y salir, fluir. Date permiso de preguntarte TÚ qué necesitas para estar más cómodo, para no sentir dolor, qué límite necesitas poner para tener más espacio para ti, para respirar, para sentir, para ser, para existir, entendiendo que eso es tu derecho natural y no tiene por qué implicar “dañar” a alguien más.
Y que incluso, si esto incomoda a alguien más, hace parte de su proceso, NO DEL TUYO y por eso no lo tienes, ni lo puedes evitar.
DANIELA BENÍTEZ
Psicóloga Especialista en Terapía Gestáltica